Miró por la ventana de nuevo, y unas cuantas veces más. Dejaba notar una leve obsesión con el estado del tiempo. Otra tarde gris, otra como tantas. Respira hondo, muerde sus labios. Josefina esperaba una señal absurda, absurda como ella misma.
Dibujó con su boca: "Amor es incertidumbre".

jueves, 9 de septiembre de 2010

Vos, con esa facilidad para dormirte dos segundos después de habernos acostados, te sorprendías (y asustabas) porque te gustaba que yo este a tu lado en esos momentos donde el cansancio se adueñaba de tu ser. Te encantaba señalar que eso era muy raro en vos, un poco haciéndote el descontracturado y otro poco marcando una diferencia.
Lo importante eran las brisas que rodeaban nuestros cuerpos cuando nos tirábamos a querernos, a besarnos de pies a cabeza, a buscar cada particularidad que nos hacia diferentes, a contar nuestros lunares, y como nos gustaba conocer todo del otro o por lo menos intentar conocerlo.
Yo envidiaba ese sueño pesado e instantáneo que tenias, pero adoraba también que te durmieras para poder observarte, escucharte respirar, sentir cada latido de tu corazón en mis pechos, y especialmente perpetuar en lo mas profundo, el hecho de que ya no iba a dormir mas sola.
¿Y qué si era diferente esta vez? ¿Cuál era el problema que tenia con entregarme a la ilusión?

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