Te esperé indignada, inquieta, perdida. Sentí merecer tu atención, no era opcional en ese día.
Me tomó varias horas darme cuenta que yo te había abandonado primero, asustada.
Te ahuyenté con mis gritos, te dejé hablando solo, y decidí no responder, demasiado rencorosa.
Te esperé, absurda como siempre.
Nunca dijiste que vendrías, pero yo igual espero. Siempre espero.
Me tomó varias horas darme cuenta que yo te había abandonado primero, asustada.
Te ahuyenté con mis gritos, te dejé hablando solo, y decidí no responder, demasiado rencorosa.
Te esperé, absurda como siempre.
Nunca dijiste que vendrías, pero yo igual espero. Siempre espero.
1 comentario:
Es parte de nuestra esencia, amiga. Siempre esperar.
Publicar un comentario