No es por nada, pero la mesa sigue sucia y hay que levantarla. Seguimos sin mirarnos a los ojos, y vos preferís no contestar mis llamadas. Siempre es mejor esconderse. Detrás de sus libros y del trabajo el vive. Detrás de todo eso intentó pasar desapercibido. Yo estaba cubierta hasta la cabeza de nieve cuando te asomaste a tomar aire, y me viste peinarme el pelo mojado, y tardaste muy poco en hacerme promesas de color azul. Porque el azul es perfecto, cielo y mar. Entonces preparaste el horno para avergonzarte y ser humano. Cabías dentro mio y eras ideal, especialmente porque la luz se había cortado y la oscuridad me tenia acorralada estúpidamente. Yo fui feliz. Lo fui.
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