Resulta que todo se vuelve confuso cuando llega a enredarse en mi pelo, cuando el me toma de las mejillas suavemente, porque quiere besarme y sentirme bien cerca. Resulta que todo combina cuando por la noche me agarra de la cintura para decirme cosas al oído, para disfrutarme a nula distancia. Se vuelve todo confuso cuando resulta imposible resistirse a su mirada en la mía, cuando las palabras cansan y cuando se pide a gritos imaginarios salir de esa realidad, para que en la intimidad, todo eso que no se dice pero se siente, se haga presente, se sienta de verdad.
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