Lo hay. Hay otro mundo, lejano a la tediosa rutina, la velocidad incesante, la maldad curtida, cocida por dentro. Si, bueno, quizás solo dentro mío lo hay, y eso me debería bastar. Entretejiéndose entre camaradería atrapante, soledad agradable, melodías compasivas que te abrazan con ternura. Amor, amistad, abundancia en demasía. Un arcoíris pincelando el espacio, y no, no hay negros; porque el negro solo existe cuando tropiezo de nuevo, y los autos intentan chocarme, y caigo rápidamente, y quedo tirada, y las gentes no se acercan a ayudarme, pasan por encima mío, pisan, aplastan; y solo luego de un rato, en carne propia, carne viva, puedo sentir como la realidad golpea terriblemente fuerte sobre nuestras vidas, que al final, sos tan solo una vida, que se aleja, se disipa, se escurre, se pierde, se... muere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario