No me mientas, yo sé que no hay aire. Se escapó con vos, se fué el día que cerraste la puerta. Yo estaba del otro lado, me quedé ahí, haciendo todo lo posible por no caerme. Quebré en llanto, y yo sé que poco a poco dejó de haber aire, ¿y después?, después nunca más lo hubo. Acostumbramos a vivir si el.
A veces siento que me voy a volver loca, viviendo detrás de tus recuerdos, escondiéndome entre tus piernas. ¿Pero acaso me vas a culpar? Ya no encuentro una buena razón para abrir los ojos si sé que no vas a estar. Y a pesar de todo, de ser la que te sigue nombrando en voz alta o te mantiene en sus pensamientos, yo no soy la que le hubiera gustado meter al otro en una cajita de cristal.
¿Quién idealizó erroneamente? ¿Quién todavía piensa en el futuro?
A veces siento que me voy a volver loca, viviendo detrás de tus recuerdos, escondiéndome entre tus piernas. ¿Pero acaso me vas a culpar? Ya no encuentro una buena razón para abrir los ojos si sé que no vas a estar. Y a pesar de todo, de ser la que te sigue nombrando en voz alta o te mantiene en sus pensamientos, yo no soy la que le hubiera gustado meter al otro en una cajita de cristal.
¿Quién idealizó erroneamente? ¿Quién todavía piensa en el futuro?
Yo no.
El aire se espesó en ese instante, el tiempo ya no significa nada. Y yo soy algo que se esfuma, se cae, se levanta. Alguien que creyó que eras una hoja en blanco, y sin embargo eras tu pasado, ya escrito, te cega, te condena. Pero nunca vaciaste tu alma enfrente mio, nunca confiaste en mi.
¿Quién puede salvarte de vos mismo? ¿Quién todavía cree que es posible hacerlo?
¿Quién puede salvarte de vos mismo? ¿Quién todavía cree que es posible hacerlo?
Yo no.
Pero, ¿y yo? ¿Dónde encajo yo? No hay espacio. No hay aire, y cuando pude respirar con vos, igualmente, me hizo mal. Respirar a su manera me hizo mal. Me dejó sin aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario