Fue al sentir un leve rechazo cuando termine por volverme adicta. No tenía nada malo, o quizás ya había traspasado un límite irrazonable, por lo que dejó de preocuparme totalmente el alrededor, una a una las consecuencias tan notorias de ese revelador accionar, predecible hasta el asco.
Luego, cuando la sorpresa me inundó, pude secuenciar mis deseos en un segundo, para luego decir que no, por respeto, por histeria necesaria, clasicista.
Vos no eras la inocencia que cubría tus ojos al arpegiar. Santiago me tomó de la cintura, fuerte me acercaba. Rogó un par de beneficios, configuró el inútil arrepentimiento para no morir de culpa por la mañana, se escondió tras la dulzura absurda y morbosa, me abrazó, se durmió conmigo. Quizás era posible nunca despertar, para no interrogar tu mente por nuestro error, para escapar de la reflexión.
Sin embargo, a ninguno de los dos todavía le queda claro lo que vivimos, o siquiera si tenia algún sentido o era acorde con algún sentimiento previo a la locura.
Inercia. Claramente inercia. Estupidez. Claramente estupidez. Ahora ¿cómo salimos de este enredo?
Luego, cuando la sorpresa me inundó, pude secuenciar mis deseos en un segundo, para luego decir que no, por respeto, por histeria necesaria, clasicista.
Vos no eras la inocencia que cubría tus ojos al arpegiar. Santiago me tomó de la cintura, fuerte me acercaba. Rogó un par de beneficios, configuró el inútil arrepentimiento para no morir de culpa por la mañana, se escondió tras la dulzura absurda y morbosa, me abrazó, se durmió conmigo. Quizás era posible nunca despertar, para no interrogar tu mente por nuestro error, para escapar de la reflexión.
Sin embargo, a ninguno de los dos todavía le queda claro lo que vivimos, o siquiera si tenia algún sentido o era acorde con algún sentimiento previo a la locura.
Inercia. Claramente inercia. Estupidez. Claramente estupidez. Ahora ¿cómo salimos de este enredo?
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