Me vive mirando con carita de pollo mojado. No sé cuando me convertí en su refugio. Él dice que le gusta quedarse sobre mi pecho, yo digo que me pesan sus pensamientos. Pero Marcos se ve muy tierno cuando baja la cabeza, cuando se va avergonzando porque es humano y le pasa la vida, y le llega el pasado, y lo tocan los sentimientos encontrados. ¡Señores, esto no es un campo de refugiados!
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