Miró por la ventana de nuevo, y unas cuantas veces más. Dejaba notar una leve obsesión con el estado del tiempo. Otra tarde gris, otra como tantas. Respira hondo, muerde sus labios. Josefina esperaba una señal absurda, absurda como ella misma.
Dibujó con su boca: "Amor es incertidumbre".

jueves, 3 de junio de 2010

Todavía dormís sin dormir, haciéndote la dormida, vivís haciendo muecas, inflando los cachetes, caminando con los pies para adentro, chueca y estúpida, y mierda; todavía te escapas de tu casa y reclamas libertad, la querés, la respiras, te da miedo y salís corriendo; todavía tenés olor a porro en tu polera negra, y caminas por Palermo viejo, y te perdés en un torbellino de Bermann, de pollo con manteca y papas fritas escasas; todavía te acostás y besas con tu ex vida, o no-vida, o vida-sin-vivir, y hay olor a muerte además de porro, y miras las vigas del techo y las fotos viejas te hacen llorar; todavía no podes levantarte como alguien normal, y no podes dejar de pensar en el ayer, y en los cafés a orillas del canal de Tigre, o en las tardes lluviosas de sábados durmiendo siestas interminables con el; todavía no sale la mancha a chocolate de esa remera blanca, ni sacaste los bizcochitos que tenés hace 2 meses en la mesa de luz: Como te gusta ver que todo se pudre, que todo se convina y se hace uno o dos o cero, o la raíz cuadradra de nueve, mientras se converja y después se aleje -dejándote sola y demacrada, arrinconada entre llantos ensordecedores- lastimándote lo mas que pueda, está todo mas que bien. Pero todavía (enferma), aún todavía no podés perdonar que, aunque siempre estuvieron en el cuarto de al lado, nunca hayan escuchado como te estabas muriendo.

No hay comentarios: