Sin ganas de escribir, menos de hablar. Me confunden las imágenes, las situaciones, pero no dejo de actuar. Me sumerjo a una disfonía eterna, que existe por razones impuestas y sabidas: No quiero que me entiendan, que me escuchen. No quiero tener que explicar, o tener que discutir. No me importa.
Cedí a las palabras. Te cedo las palabras, si hablarme es lo que querés, o si lo que querés es que te escuche.
Como dicen muchos, esa frase que uno se cansa de escuchar: una imagen vale mas que mil palabras. Mientras que yo creo, que una palabra adelanta mil imágenes.
Entonces no entiendo. Siempre apoyando el "decime", pensando que siempre es mejor escuchar que suponer. Sintiendo que las emociones cambian totalmente cuando no solo se siente, sino que también se escucha. Y ahora soy yo la muda...
No hay comentarios:
Publicar un comentario