Miró por la ventana de nuevo, y unas cuantas veces más. Dejaba notar una leve obsesión con el estado del tiempo. Otra tarde gris, otra como tantas. Respira hondo, muerde sus labios. Josefina esperaba una señal absurda, absurda como ella misma.
Dibujó con su boca: "Amor es incertidumbre".

domingo, 9 de agosto de 2009

Despierto, el sonido de la alarma me abruma. Intento olvidar, por lo menos un segundo, donde estoy y donde estuve. Pero acabo, como siempre, pensando que olvidar es totalmente imposible.
Me empiezo a fastidiar. Hace frío y calor, y las sabanas me envuelven tramposamente. Quiero dormir, quiero seguir acostada. Entonces los sentimientos se entrelazan, y me es inevitable repasar uno a uno los sucesos de la noche anterior. Pero lo único que puedo destacar es: Frío, humo, gente y malditos atrevimientos.
Despertate y basta. Es imposible desmentir que de todo hay algo bueno y algo malo, pero por alguna razón extraña, a la "mañana"(porque en realidad son las 12 del mediodía), solo veo lo feo. Quizás todo esto es, simplemente, producto de unas ganas locas de querer autoconvencerme, que no va a haber mejor cosa que seguir acostada, porque la noche me pegó como siempre, y necesito superar. ¿Superar? Si es siempre la misma historia...
Le esquivo al espejo, al levantarme descalza y desabrigada. Le esquivo al maquillaje corrido, que me recuerda que se disfrutar y exprimir la naranja, hasta el final...

No hay comentarios: