Miró por la ventana de nuevo, y unas cuantas veces más. Dejaba notar una leve obsesión con el estado del tiempo. Otra tarde gris, otra como tantas. Respira hondo, muerde sus labios. Josefina esperaba una señal absurda, absurda como ella misma.
Dibujó con su boca: "Amor es incertidumbre".

viernes, 24 de julio de 2009

Hace tiempo ya, me di cuenta que es posible que uno quede detenido en un momento. Que pasen las horas, los días, los meses, y uno siga allí, en esa imagen, en esa palabra, en ese instante, porque quizás eso lo significo todo. Las personas se van, las palabras ya no se oyen y las imágenes son borrosas ahora, y uno puede seguir aferrado a ese recuerdo, como si lo estuviera viviendo, una y otra vez. Puede uno quedar estancado en ese entonces, y no ver lo que sucede en el ahora.

Josefina sigue dormida en ese tren, en el vagón repleto y asqueroso de tanta gente. Dormida, todavía con la lagaña en sus ojos, con su cara apenas lavada y cambiada con su ropa formal. Dormida sola, y al lado de el, en el piso mugriento de ese tren. Con frió, porque en cada parada, la puerta se abría para dejar ingresar mas pasajeros, y con miradas amenazantes de la gente a su alrededor, que no hacían otra cosa que comentar que ellos estaban dormidos, en ese estado y a las 6 de la mañana. Entredormida, con millones de pensamientos en la cabeza: La muchedumbre, las tareas, lo que debían hacer ese día, cuanto lo amaba y el solo estaba enterado de un poco de ese sentimiento, como deseaba poder irse con el, en ese tren y no volver nunca mas.
De su mano, sosteniéndolo fuerte, viajaba con el, pero el no viajaba con ella. Aunque sentía ese cariño que el le tenia, al mismo tiempo, lo sentía tan distante. Tan en su mundo, y lejos de ella. Ocupado en sus cosas, en el sueño que tenia, y en que no le importaba si debían dormir sentados en el piso. No la podía persivir, no la sentía allí, no le importaba.
A pesar de el, de sus reacciones y de sus reales intenciones, ella se sentía tan llena de vida. Llena hasta mas no poder, de amor, de el, de lo que tanto quería. Se sentía salvada, cuidada. Podía llegar a sentir que no había mejor lugar para estar en el mundo, y no había mejor momento para pasarlo con el. El lo era todo, ese instante lo era todo, y lo todo, le duro toda la vida.
Josefina sigue dormida en ese tren. La realidad le dice que llegaron a destino, ella se despertó y lo fue despertando a el suavemente con besos en la mejilla. Su vida le cuenta, que ese día no fue eterno, que hicieron lo que tenían que hacer y volvieron, que tuvieron su tiempo juntos, y que en un día, el dejo de quererla. Pero sigue intacto en Josefina ese día. Porque ella nunca logró despertarse... Nunca quiso despertarse...

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